Hoy traigo un juego muy reciente que para mí tiene un
encanto muy particular por la temática que toca. Se trata del juego de mesa Buffy, The Vampire Slayer, o como la
conocemos por aquí, Buffy Cazavampiros.
Decía que para mí es muy especial porque la serie de televisión dedicada a este
personaje y su peculiar universo es una de mis series favoritas, por muy ñoña
que pueda parecer. Crecí con ella y, cuestiones nostálgicas aparte, me parece
que para el producto que es está muy bien desarrollada y pose unos personajes
buenísimos.
Dicho esto, ¡cojamos nuestros crucifijos, afilemos las
estacas y lancémonos a matar vampiros por las calles de Sunnydale!
¿De qué va esto?
Buffy, The Vampire Slayer
es un juego cooperativo de 1 a 6 jugadores en el que cada jugador asume el
control de uno de los personajes más representativos del universo de Buffy. El
grupo deberá enfrentarse a un archi-enemigo elegido entre los seis que vienen
en el juego y a una serie de “monstruos de la semana”, una clase de tipos
malvados algo más malos que los simples vampiros y demonios que suelen andar
sueltos por ahí.
La acción transcurre en la ciudad de Sunnydale, el lugar
donde transcurren las aventuras de Buffy en la serie de TV. Sunnydale está
representada en el tablero mediante una imagen aérea panorámica con ampliaciones
de las zonas más importantes, que es por las que se irán moviendo nuestros
personajes.
A lo largo de varias rondas de juegos los personajes
tratarán de dar caza a los malos para desbaratar los planes del Enemigo al que
se estén enfrentando, ese que trata de lograr el advenimiento de un apocalipsis
prácticamente inminente.
¿Y cómo funciona?
La mecánica del juego es sencilla y, por qué no decirlo,
bastante estratégica. No hay tiradas de dados sino que todo se resuelve
mediante el uso de cartas. Existe el componente azaroso, como no podía ser de
otra manera, pero la planificación de nuestras acciones y la coordinación
resultarán vitales para poder llegar a una resolución acertada a cada situación
y enfrentamiento.
En cada ronda los personajes se irán turnando para llevar
acabo una de sus cuatro acciones disponibles. Cada acción deberá ser una de las
siguientes: Mover, Luchar, Buscar, Usar o
Acción Especial.
Cada personaje posee una Acción Especial, un tipo de acción
que le permitirá hacer algo distinto. Dicha acción también puede usarse para
llevar a cabo una de las otras acciones básicas. Sin embargo, siempre que se
emplee una Acción Especial (del modo que sea) se disparará un evento de juego,
de manera que habrá que ser cuidadosos a la hora de elegir el momento en que
hacemos usos de nuestras habilidades.
El juego irá progresando a medida que vayamos revelando los
planes del enemigo al que nos enfrentamos. Al inicio del juego se forma una
reserva con tres cartas de plan robadas al azar de un mazo de seis cartas
disponibles para cada archi-enemigo. Cada vez que derrotemos a un “monstruo de
la semana” revelaremos la siguiente carta de plan, y así hasta revelar las
tres. De este modo deberemos derrotar tres de esos monstruos antes de que
nuestro enemigo se revele. Asimismo el
juego se va complicando a medida que el plan del malo malísimo va siendo
revelado. El juego alcanza su clímax cuando nuestros personajes corren a
enfrentarse al enemigo.
Dicho sea de paso, cada enemigo tiene una serie de reglas
que se aplican desde el primer momento, así cada rival afecta de un modo
concreto al juego y a los vampiros y demonios que forman la primera línea de
ataque de cada archi-enemigo.
¿Y de rejugabilidad qué tal?
Bien, el juego me parece que tiene una rejugabilidad
bastante aceptable. Teniendo en cuenta que disponemos de seis enemigos a los que
enfrentarnos y que para ello tendremos que derrotar primero a tres “malos de la
semana” elegidos al azar de entre un buen montón creo que tenemos juego para
rato. Esto sumado a que el juego es sencillo y rápido de jugar hará que si nos
gusta después de una primera partida no nos dé pereza enfrentarnos a otro
enemigo o hacerlo contra el mismo pero con diferentes personajes.
Mi opinión como fan de la saga
Buffy, The Vampire Slayer
es un juego completamente temático de manera que, aunque la mecánica sea
buena y aplicada a otro tema o trasfondo pudiera hacer las delicias de otros
jugadores, si el rollo no te va lo mejor que puedes hacer es buscar otro juego.
Pero a los que nos gusta el universo de Buffy vamos a
disfrutar como enanos corriendo por Sunnydale metidos en la piel de sus
protagonistas convirtiendo vampiros en polvo y dando palizas a demonios y
bichos raros. Para empezar, con solo ojear el mazo de “monstruos de la semana”
nos encontramos con viejos conocidos a los que nos encantaría enfrentarnos. Los
archi-enemigos son sencillamente geniales. Tenemos al Maestro, el primer
enemigo realmente chungo al que se enfrentó Buffy. Está el malvado alcalde
Wilkins, ese tipo siniestro y bizarro que comía bichos y pretendía convertirse
en un demonio para dominar el mundo. Luego nos encontramos con Adán, un ingenio
cibernético creado por una división secreta del Gobierno a partir de partes de
demonio, humano y vampiro que, tras cobrar conciencia de sí mismo y su poder,
decido formar un ejército para instaurar un nuevo orden. También tenemos a
Glory, el dios demonio encerrado en la forma de una atractiva mujer rubia que
intenta desgarrar la realidad para traer su reino de caos demoníaco a nuestro
mundo. Está Caleb, un sacerdote corrompido por los poderes de un mal primigenio
y que realmente es el lugarteniente del que sería el último enemigo al que se
enfrentaría Buffy en la saga de TV: El Primero, el mal en sí mismo. Éste es el
sexto y último enemigo que encontramos en el juego.
En cuanto a los personajes, bueno, se echa de menos a algunos
personajes de la saga pero los más emblemáticos están aquí. Tenemos a Buffy, a
Willow, Xander, Giles, Spike y Ángel, cada uno con sus habilidades especiales.
Qué copado, no sabía que existía el juego
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