Hace unos días empezamos a recuperar cierta normalidad lúdica en uno de nuestros grupos de juego, y poco a poco, vamos viendo la luz al final de túnel y vamos retomando las buenas y viejas costumbres de reunirnos y disfrutar de una velada de juegos y cachondeo. Y, tal y como yo me temía, uno de los primeros juegos que verían mesa después de tanto tiempo de sequía, iba a ser Catán, el dichoso Catán... Peeeeeeero, no sería el Catán de toda la vida, sino el Catán Viajeros de las Estrellas, en su reedición más reciente. Y como yo le tenía unas ganas locas a este juego pues no me pude resistir, de modo que nos pusimos a los mandos de nuestras naves nodrizas y zarpamos rumbo a las profundidades del espacio sideral en busca de nuevos planetas y civilizaciones...
Una novedad de hace 20 años
Catán Starfarers, en su nombre original, vería la luz hace ya más de 20 años, y hace poco se reeditó y nos llegó a España de mano de la editorial Devir. Del juego original poco puedo decir porque no lo jugué jamás, de modo que me centraré en la versión actual.
Aquellos que hayan jugado a Catán se encontrarán con un juego muy diferente al que conocían , ya que aquí no se trata de hacer caminos y colonizar territorios. La mecánica principal de intercambio de recursos está ahí, desde luego, pero por lo demás Catán Viajeros de las Estrellas es un juego muy diferente en todos los sentidos.
Seguimos con el rango de 3-4 jugadores, lo que nos limita bastante a la hora de juntar a la pandilla para jugar. La duración aproximada que nos marca el juego es de unas dos horas, aunque si la cosa se da bien una partida a tres jugadores (que es como lo he jugado yo) se puede resolver en algo menos.
El juego tiene más interactuación entre jugadores que el Catán clásico por el hecho de que, más allá de la fase de comercio, en determinados momentos tendremos enfrentar tiradas con otros jugadores para resolver eventos, y en dichas tiradas influirá el estado del equipamiento de nuestra nave nodriza (cosa que veremos más adelante).
Además, el juego incorpora unas mecánicas que desde mi punto de vista solventan varias cuestiones del Catán clásico que podían provocar que algún jugador se quedara atrás por el simple hecho de que alguno o varios de sus rivales así lo decidiera (el clásico "dejo de comerciar contigo y te comes los mocos el resto de la partida").
¿Cómo funciona esto?
Bien, metámonos en harina. Para empezar, el tablero que tenemos ante nosotros es completamente diferente al mítico tablero hexagonal de nuestra isla favorita. Esta vez se trata de un tablero rectangular, con una matriz hexagonal y con unos espacios vacíos en determinadas zonas para introducir en ellos, al azar, un conjunto de tres hexágonos que representarían un sistema formado por tres planetas, un sector de espacio vacío o un puesto de comercial de una civilización alienígena.
En uno de los extremos cortos del tablero estarían los sistemas de inicio, varios conjuntos de planetas de diferentes tipos donde desplegaremos nuestras colonias iniciales y desde donde emprenderemos la exploración de la galaxia. Aquí, en orden de iniciativa tras elegir al jugador inicial, iremos colocando nuestras colonias, siguiendo un sistema similar al del Catán clásico. Primero el jugador inicial coloca una colonia, luego le siguen el resto y, tras la colocación del primer asentamiento el proceso se repite pero a la inversa. Esto se hará así tres veces, ya que empezaremos con dos colonias y un puerto espacial, desde donde saldrán nuestras naves comerciales y naves colonia.
Una vez desplegadas las colonias colocaremos una nave colonia en uno de los vértices adyacentes a nuestro puerto espacial y robaremos tres cartas del mazo de suministros. Este mazo lo habremos formado previamente barajando 8 carta de cada tipos de recursos. Olvidaos de las ovejas y del trigo, ahora tenemos Comida, Mineral, Carbono, Combustible y Mercancías. En cuanto al comercio, podremos hacer intercambio de tres recursos del mismo tipo por el recurso que deseemos o, en el caso de las Mercancías, podremos cambiar dos Mercancías por un recurso cualquiera.
Ahora ya estamos listos para empezar. El jugador inicial hace la tiradas de recursos con dos dados de 6 caras y el número que salga indicará qué planetas nos proporcionan recursos entre los iniciales y los que se vayan descubriendo en los sistemas explorados. Ojo, aquí no hay bandidos, pero si sacamos un 7 en la tirada de producción tendremos que descartarnos si tenemos más de 7 cartas y podremos robar una carta a un jugador. Además, el resto de jugadores robará una carta del mazo de suministros.
Tras la tirada de producción robaremos dos, una o ninguna carta del mazo de suministros, dependiendo de cuántos puntos de victoria llevemos. Por cierto, aquí se gana llegando a 15 puntos en vez de los 10 del Catán clásico. Así, cuantos menos puntos llevemos más cartas robaremos del mazo de suministro, evitando así en la medida de lo posible que los jugadores menos afortunados se queden atrás.
Después viene la fase de comercio, donde podremos intercambiar recursos con los jugadores o con la banca, como siempre. Tras esto podremos comprar adquisiciones, entre las que tenemos naves comerciales, naves colonia, puertos espaciales y mejoras para nuestra nave nodriza. Y en es punto hay que destacar la importancia de la nave nodriza.
Un de los componentes más chulos del juego es un cohete de aspecto retro (recién salido de los relatos de ciencia ficción de los 50), el cual representa nuestra nave nodriza. En este artefacto iremos colocando mejoras en forma de láseres, compartimentos de carga y propulsores, los cuales nos darán bonus a la hora de mover nuestras naves por la galaxia, enfrentarnos a ataques de piratas y trabar relaciones con civilizaciones alienígenas en estaciones espaciales.
Después de la compra de adquisiciones haremos una tirada para mover nuestras naves. Para ello usaremos nuestra nave nodriza. Y es que la navecita en cuestión contiene en su interior unas bolitas de colores que, tras agitar el cohete, nos dejará ver dos de estas bolitas. Dependiendo del color que muestren moveremos más o menos y, si al menos una de ellas es de color negro, se disparará un evento.
Los eventos el lo que más me mola del juego. Cada evento es diferente. El jugador de nuestra derecha tomará la primera carta del mazo de eventos y la leerá en voz alta. Cada uno de ellos nos plantea una situación con la que se topa nuestra nave y nos propone dos opciones. Dependiendo de nuestra decisión nos pueden pasar cosas buenas o cosas malas. Por ejemplo: Nos topamos con unos piratas que están atacando una nave civil. Podemos auxiliarles o huir. Cuando decidamos qué hacer seguiremos leyendo. En este caso decidimos ayudar a los pobres civiles, de modo que tendremos que hacer una tirada con nuestra nave y, al resultado que nos den las bolitas que muestre nuestro cohete, le sumaremos los láseres que llevemos equipados (he aquí la importancia de ir bien equipados). Compararemos la tirada con las turada que haga uno de los jugadores designado por la carta de evento, el cual usará su nave y su equipamiento para ello (otra razón más para estar equipados). Suponiendo que ganemos la tirada, sobraremos una recompensa. Si fallamos, pagaremos el precio de la derrota.
Esta interacción me encanta, sinceramente. Es muy simple, pero a la vez muy divertida. Le aporta al juego un toquecillo narrativo (por llamarlo de alguna manera) que me mola bastante.
Tras el evento moveremos nuestras naves. El movimiento se realiza desde un vértice de un hexágono a otro vértice, moviendo tantas veces como puntos hayamos obtenido en la tirada de movimiento con nuestra nave nodriza.
Tras esto acaba el turno y pasa al siguiente jugador.
Mundos por explorar y alienígenas que conocer
A medida que avancemos iremos descubriendo nuevos sistemas planetarios. De estos sistemas conoceremos el tipo de planetas que los forman, aunque no sabremos qué números de la tirada de producción tienen asignados, ya que éstos están boca abajo. Solamente cuando una de nuestras naves contacte con uno de los vértices adyacentes al sistema le daremos la vuelta a los marcadores y conoceremos sus números. Tras finalizar el movimiento de nuestra nave, si ésta es una nave colonia, decidiremos si establecemos la colonia en ese sistema o no. En caso de hacerlo, retiraremos el cohete que hay sobre la colonia y éste volverá a nuestra reserva. A partir de este momento dispondremos de una nueva colonia que nos dará recursos adicionales durante la fase de producción.
En el caso de las naves comerciales las usaremos para acceder a las estaciones planetarias alienígenas con los que estableceremos relaciones que nos proporcionarán algún tipo de bonus a lo largo de la partida. Además, mientras seamos el jugador con mayor presencia en una estación comercial ganaremos puntos de victoria. Esto hace que no debamos descuidar las relaciones con nuestros vecinos galácticos.
Opinión y conclusiones
Si bien mi relación con Catán es de amor/odio, este Catán Viajeros de las Estrellas me ha encantado. Su temática espacial es un punto a su favor con mucho peso en mi caso, pero es que además creo que el juego mejora muchísimo a su hermano mayor. Como comentaba antes, los eventos le aportan un poco de temática, hacen que los jugadores tengan que tomar más decisiones y condicionan en cierta medida nuestro progreso en el juego, ya que conviene ir preparados con una nave presta a las incidencias con las que nos podamos topar.
El tema de los amigos alienígenas es otro punto que me ha gustado mucho. Hay varias cartas de mejora por cada especie alienígena, de modo que cada una aporta un bonus diferente que aplicaremos durante la partida. Esta parte, que sería algo así como la variante de las cartas de desarrollo del Catán clásico, me gusta mucho porque va más allá de la adquisición de una carta y punto. Aquí la mejora lleva el nombre de un marcianillo, que parece una chorrada, pero le aporta color al juego. Estos detalles los valoro, la verdad.
En general, se nota que el juego me ha molado, ¿no? Le auguro muchas partidas en los próximos meses. Sólo espero no acabar tan quemado como con el Catán clásico, el cual las últimas veces que lo hemos jugado lo hemos hecho casi con una pistola en el cinturón, jajajajajaja!
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