Saludos, jugones!
Ya iba siendo hora de regresar a las reseñas de juegos y la mejor forma de hacerlo es empezar con un euro que me ha encantado. Se trata de Concordia. Os cuento de qué va.
¿Qué es Concordia?
Bueno, ante nosotros tenemos uno de esos juegos con un azar prácticamente reducido a 0, unas mecánicas de decisión de acciones mediante cartas y un control de zonas que nos proporcionarán recursos. En Concordia tendremos que expandir nuestra influencia comercial a lo largo del Imperio Romano. Para ello cada jugador dispondrá de un número limitado de colonos terrestres y marítimos a los que podrá ir moviendo de una ciudad a otra para edificar talleres o fábricas y así obtener el recurso que proporcione dicha localización. Todo esto se hará en función de la carta de personalidad que juguemos en nuestro turno, ya que cada una de ellas nos permitirá llevar a cabo un determinado tipo de acción.
La gracia de Concordia es que todos los jugadores comienzan la partida con las mismas cartas y la misma cantidad de recursos (a excepción del dinero, los sesteros, ya que el primer jugador comenzará con 5 monedas, el segundo con 6, el tercero con 7 y así sucesivamente, para compensar la posible ventaja de tener el primer turno). Esto hace que el juego se convierta en algo sumamente estratégico, ya que además de conocer la mano de nuestros oponentes tendremos que saber planificar perfectamente nuestras acciones para así poder sacar el máximo rendimiento.
Una parte fundamental de Concordia son las cartas de personalidad, ya que además proporcionarnos opciones a la hora de realizar acciones nos otorgarán puntos de victoria al final de la partida dependiendo del tipo de deidad romana a la que pertenezca. En una parte del tablero existe una fila de cartas que estarán disponibles para su compra con el precio en recursos indicado. A medida que se van adquiriendo cartas las cartas más a la derecha irán ocupando los espacios vacíos, de modo que su precio se vaya abaratando y los huecos libres disponibles se rellenarán con cartas que se robarán del mazo de cartas de personalidad.
Una partida de Concordia transcurre ronda tras ronda con los jugadores jugando una de las cartas de su mano hasta que se dispara el final de la partida, lo cual puede suceder de dos maneras diferentes: que uno de los jugadores edifique su última casa o que compre la última carta del mercado. En ese momento, el resto de jugadores podrá jugar un turno más y después se contabilizarán los puntos de victoria obtenidos.
Opinión personal de Concordia
Bueno, lo mío no son los euros, aunque alguno de mis juegos favoritos pertenece a esta categoría. Concordia entró en mi estantería más por interés ajeno que por el mío propio. Sin embargo he de reconocer que me llamaba la atención, ya que me apasiona la Antigua Roma y la Antigüedad en general, de modo que lo cogí con cierto ánimo. La sorpresa no pudo ser mayor, ya que descubrí un juegas que, hasta el momento, me ha dado mucha diversión y me ha ayudado a expandir horizontes entre mi grupo habitual más allá de Catán o Agrícola.
A falta de probar la expansión Salsa, la cual hablan maravillas de ella hasta el punto de ser inseparable una vez jugada, puedo asegurar que Concordia es un juego que engancha. Sencillo de jugar, muy competitivo y muy estratégico. Puede verse un poco de todo, desde aquellos jugadores que tratan de ir más a su bola, con perfil muy bajo evitando interferir con los demás y poder centrarse en sus asuntos, hasta aquel jugador que no quita ojo de sus rivales y trata de prosperar medrando las acciones del contrario incordiando, bloqueando y negando el acceso a ciertas cartas. Está claro que el equilibrio entre estos dos casos es lo ideal, pero bueno, puede darse casi de todo.
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