Si os molan los mapas y disfrutáis inventando en vuestra cabeza una historia a medida que lo hacéis, Cartógrafos puede resultaros muy entretenido.
¿De qué va esto?
Para empezar, Cartógrafos es un juego al que puede jugar prácticamente cualquier cantidad de jugadores. El caso es que, sin ser un solitario, apenas hay interacción entre jugadores. Pero bueno, vamos al tema.
En Cartógrafos nos metemos en la piel de un cartógrafo al que la reina de un imaginario país de un mundo fantástico ha encomendado la tarea de explorar y cartografiar las tierra al norte de sus dominios. Pero, cuidado, porque en nuestro viaje nos podremos encontrar con ciertos contratiempos en la forma de criaturas monstruosas que tratarán de complicarnos la vida. Al final, el que haya hecho su trabajo de la forma más eficiente ciñéndose a las exigencias de la reina será quien se convierta en el cartógrafo más reputado del reino.
¿Y cómo se juega?
Una partida de Cartógrafos se desarrolla a lo largo de cuatro estaciones, empezando en primavera y terminando en invierno. La reina nos ha publicado cuatro decretos por los cuales hay ciertos territorios que resultan vitales a la hora de conocer lo que hay más allá de las fronteras del reino. En cada estación puntuaremos en función de esos decretos, cada uno de los cuales nos indica de qué manera lo haremos. Así, por ejemplo, en el decreto A tal vez sean los bosques que unan cadenas montañosas los que nos proporcionen puntos de reputación, mientras que el decreto B nos indique que la forma de conseguir puntos sea cartografiando aquellas fuentes de agua que discurran junto a viejas ruinas. De cualquier manera, deberemos tener presentes no sólo los decretos de la estación actual, sino también los de estaciones venideras, ya que siendo previsores podremos conseguir hacer mejor nuestro trabajo.
En cada ronda lo primero será explorar. Para ello, robaremos una carta de localización y la mostraremos. Esta carta nos indicará el tipo de terreno que deberemos trasladar a nuestra cuadrícula de mapa. Cada territorio tiene una forma de poliominó (figuras tipo Tetris), las cuales podremos girar y voltear a voluntad a fin de aprovechar lo máximo posible el espacio disponible. Además, algunos territorios ofrecen varias posibilidades dejándonos elegir entre distintos tipos de terreno y/o formas.
De camino podremos ganar monedas dibujando determinadas formas en nuestro mapa o logrando rodear una casilla de montaña por los cuatro costados (las diagonales no cuentan). También podremos toparnos con monstruos, momento en cual intercambiaremos el mapa con otro jugador para pintar sobre el mapa de nuestro rival la forma que nos indique la carta de monstruo tratando de estorbar lo máximo posible. Además, al final de cada estación cada casilla vacía adyacente a una casilla de monstruo en nuestro mapa nos restará puntos, de modo que cuidado con dejar a los bichos campar a sus anchas.
Cada carta de exploración tiene un número, el cual debemos ir sumando al de las anteriores cartas de exploración de la estación en curso para ver si ésta llega a su fin o se prolonga. Cada estación tiene un valor, de modo que si los valores de las cartas de exploración jugadas iguala o supera dicho número entonces la estación toca a su fin. Llegados a este punto anotaremos los puntos obtenidos por cada unos de los dos decretos que rijan esa estación, así como los obtenidos por las monedas de que dispongamos y los que nos pudieran restar los monstruos presentes.
Al final de la estación invernal se suman todos los puntos de todas las estaciones y se totalizan, dando un vencedor.
Opinión personal
Me encantan lo mapas, de modo que tenía que probar este juego. Pensé que sería una tontada de juego y la verdad es que me lo paso en grande con él. Disfruto mucho dibujando el mapa, tomándome mi tiempo en colorearlo y darle un poco de vida. También me gusta ponerle nombre a algunas localizaciones como pueblos, ciudades, bosques o lagos. Cada vez que salen monstruos me monto en mi cabeza una película imaginando una incursión de unos salvajes Goblins descendiendo por las colinas escarpadas a lomos de sus lobos enormes y arrasando con todo lo que pillan. Del mismo modo, cada vez que consigo neutralizar a esas insidiosas criaturas rodeándolos de terreno explorado me imagino al héroe y sus seguidores que valientemente ha dirigido un ataque contra esa horda monstruosa.
Más allá de todo esto Catógrafos no deja de ser un juego de poliominós con una interesante carga estratégica dado el control que debemos llevar en la colocación de nuestros territorios en vista a los decretos disponibles, tanto a corto como a largo plazo. Así que, si queréis darle un poco al tarro y al lapicero, pues con Cartógrafos podéis pasar un rato entretenidos.
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