La entrada de hoy nada tiene que ver con juegos, dados, o cuestiones lúdicas. Dicho esto, y con vuestro perdón, os emplazo a que sigáis leyendo u os vayáis a ver cualquier otro blog que os anime el viernes.
Aquellos que me conocen saben muy bien que no soy una persona a la que le guste mojarse en temas humanitarios ni cuestiones similares. Para nada. Siempre he sido muy egoísta en ese aspecto y he ido a mi rollo. Pero creo que algo me está empujando desde lo más hondo de mi ser a cambiar. Algo, una rabia interior, el temor tal vez a convertirme algún día en una víctima en potencia del drama que están viviendo millones de personas, todo ello hace que mi estomago se de la vuelta. Y siento que al escribir estas líneas y compartirlas con quien quiera leerlas al menos me causa cierto consuelo. Y aún así no es suficiente.
Sé de sobra que mucha gente me criticará, dirá que estos temas no tienen cabida en un blog como este, y bla bla bla. Esta entrada no me reportará muchos +1, muchas lecturas ni muchos "Me Gusta". Pero, con perdón de la expresión, me la pela. Me veo en la necesidad de manifestar mi malestar y alzar la voz por si acaso alguien me oye. Todo lo demás es aire. Después de esto ya habrá tiempo de volver a la vanidad del día a día.
Desde hace unos días todos hemos visto imágenes estremecedoras en los medios de comunicación que nos muestran el drama de millones de personas que se ven forzados a abandonar su tierra para huir de la guerra, el hambre, la violencia. Buscan en sus países vecinos, en la vieja Europa, un hilo de esperanza, el último aliento que les devuelva la fe en que un futuro mejor es posible. Esa gente, entre los que hay muchísimos niños, ha visto cosas que los ojos de un hombre jamás deberían ver. Y mientras tanto el resto del mundo se limita a comentarlo y a mirar a su ombligo. Yo el primero.
Me parece lamentable que con los acontecimientos que están convulsionando al mundo, con este drama de dimensiones bíblicas, sigamos preocupados en preparar eventos deportivos internacionales, fiestas municipales, obras faraónicas y proyectos que, comparados con salvaguardar la seguridad de toda esa pobre gente, son mierda pura.
He intentado no ver imágenes en los noticiarios que sabía que se grabarían en mi retina y me llenarían de vergüenza cada vez que malgastara un euro en un caprichito. He intentado convencerme de que esto es algo pasajero, que alguien pondrá solución pronto y punto pelota. Pero miro a mis hijos y me pregunto si algún día no nos tocará a nosotros padecer el mismo martirio que todos esos refugiados están pasando.
No le pido nada a nadie, no quiero concienciar a nadie de nada, simplemente quiero mostrar mi indignación y mi repulsa por la postura que la comunidad internacional y mi país están tomando al respecto. Yo me considero una persona respetuosa con todo el mundo y aún así reconozco que las personas de otras culturas me causan cierto reparo. A eso se le llama xenofobia, pero por encima de eso está mi humanidad y ésta me dice que hay que hacer algo por toda esa gente.
Me gustaría que las administraciones nacionales y locales de esta gran nación que es España tomara las riendas y dejara de lado el gasto superfluo y lo destinara a facilitar el acogimiento y establecimiento del mayor número de refugiados. Si algún día la calidad de un país se midiera por la cantidad de refugiados acogidos y no por sus recursos entonces ese día podremos mirar al cielo y saber que somos buena gente.
Por favor, compartid esto.
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