Saludos, jugonas y jugones!!
Hoy toca darle un repaso a un juego viejuno de esos que tanto nos molan. Recientemente me hice con un ejemplar en perfecto estado, aunque hace ya unos años tuve el placer de jugarlo con mi grupo apañando los componentes como buenamente pudimos. Pero hoy, amigos, lo que os traigo es el juego original, recién llegado desde los albores de la década de los 90, el maravilloso Mighty Empires, de Games Workshop. Al final de este post tenéis
Un poquito de historia
Hubo un tiempo en que la compañía Games Workshop hacía cosas buenísimas. Aquel tiempo eran los años 90, una época que vio nacer algunos de los mejores productos que, desde mi humilde punto de vista, sacó la compañía británica responsable de la franquicia Warhammer. Por aquel entonces, el universo de fantasía medieval creado por el equipo de diseño de GW tenía ya cierto rodaje y la colección de ejércitos para su juego de batallas era tan amplio como para satisfacer a cualquier jugador. Warhammer Fantasy Battles, como otros juegos de batallas masivas con miniaturas, podía jugarse de forma casual, es decir, disputar batallas aisladas, de una tarde, sin ningún argumento o trasfondo. Pero donde alcanzaba su máxima gloria era, como es lógico, dentro de un formato de campaña, con una buena historia o argumento de base que justificara los enfrentamientos épicos que tendrían lugar, así como una gestión por parte de los jugadores de sus ejércitos. Sin embargo, aquí es donde salía a relucir la gran carencia de Warhammer: un sistema de campaña sólido y desarrollado que fuera más allá del clásico diagrama de enfrentamientos tipo torneo.
Por aquella época se relanzaron algunos juegos realmente míticos de GW, como serían Blood Bowl, Necromunda, Mordheim o Warhammer Quest, los cuales fueron auténticos éxitos entre los aficionados. El formato de esos juegos (que es lo que hoy GW llamaría Juegos en Caja) les daba una entidad propia, es decir, aunque estuvieran relacionados con el universo de Warhammer no dejaban de ser juegos independientes, aunque siempre existía la posibilidad de que los jugadores más imaginativos se las ingeniaran para incluir estos juegos en sus campañas de Warhammer. Esto nos lleva de nuevo al asunto peliagudo de cómo organizar y gestionar una campaña. Y aquí, amigos, es donde entra en escena Mighty Empires.
¿Qué es Mighty Empires?
Mighty Empires se nos presenta como un juego de control de conquista y control de territorios donde dos o tres jugadores (o más, si disponemos de más de una caja de juego) irán expandiendo sus respectivos reinos por un mapa generado de forma aleatoria al comienzo de la partida. En realidad el juego es más un sistema de juego que un juego en sí mismo, ya que, por ejemplo, los objetivos a alcanzar quedan un poco al criterio de los jugadores. Así, se puede determinar un número concreto de turnos de campaña de duración, a cuyo término se contabilizarían la cantidad de territorios controlados por cada jugador, la cantidad en puntos de sus ejércitos, etc. También se pueden poner objetivos, como destruir o conquistar la capital de los otros jugadores o tomar un determinado territorio. En cualquier caso, Mighty Empires propone un sistema para organizar un reino y sus ejércitos.
Los ejércitos de Mighty Empires son el medio del cual se valen los jugadores para avanzar, explorar y conquistar territorios en el mapa. Cada ejército tiene un valor en puntos, similar a un ejército de Warhammer Fantasy, el cual irá aumentando o disminuyendo en función de las batallas y los acontecimientos. A su vez, cada ejército tendrá una cantidad de puntos de suministro que deberá gestionar para evitar éste pase penurias y empiece a perder fuerza.
Por otro lado tenemos el reino de cada jugador, formado inicialmente por un territorio elegido al comienzo de la partida y los seir territorios adyacentes. Para cada uno de estos territorios usaremos una tabla de generación donde se nos mostrará, con una tirada de dados, el contenido de dicho territorio (villas, ciudadades, fortalezas, etc.) en función del tipo que sea (llanura, montaña, ribera, costa). De esta manera azarosa pero graciosa poblaremos nuestro reino. Dichos territorios nos aportarán suministros, tropas y demás a lo largo del juego.
Y una vez está todo listo ya podemos empezar a movernos por el mapa. Los jugadores irán moviendo sus estandartes por turnos, explorando los nuevos territorios. Aquí he de decir que el juego es un continuo tiradados, ya que hay tablas por todas partes (eventos, exploración, magia, batallas,...). A mí estas cosas me apasionan, la verdad sea dicha, aunque a más de uno seguro que le da un patatús.
En el juego no todo va a ser explorar, ya que hay batallas, que al fin y al cabo de eso se trata. En este punto, el juego propone un sistema de resolución de batallas muy simple basado en el tamaño de los ejércitos y la actitud que tenga el atacante y el defensor en la batalla. Todo esto nos llevará a una matriz de combate donde con una tirada de dados obtendremos el resultado del enfrentamiento y las consecuencias para cada uno de los ejércitos implicados. Este sistema hace que el juego sea independiente, sin necesidad de jugar batallas de Warhammer ni nada parecido. Sin embargo, y aquí está la gracia de todo esto, Mighty Empires presenta la posibilidad de disputar esas batallas en una mesa de Warhammer con miniaturas, así como trasladar las consecuencias de la victoria o la derrota a las correspondientes listas de ejército.
A grandes rasgos esto es lo que es Mighty Empires, aunque el juego incorpora muchas más cosas, como por ejemplo el uso de la diplomacia, la intriga, asesinatos, magia, combates navales, e incluso la posibilidad de despertar la ira de algún dragón que arrase toda una región. Además, hay reglas específicas para determinadas razas como skaven, elfos, orcos, etc.
Antes de terminar este bloque hay que destacar que el juego, como decía anteriormente, se va sucediendo turno tras turno, cada uno de los cuales representaría un lapso de tiempo dentro de una estación. Así, el juego estaría estructurado en una línea temporal que irá avanzando año tras año. Entre los diferentes turnos hay una fase de gestión o administración en la que los jugadores recaudarán beneficios de sus asentamientos y podrán adquirir, entre otras cosas, nuevos ejércitos, así como comprar los servicios de agentes, espías y asesinos para llevar a cabo acciones "diplomáticas".
Componentes del juego
Aquí nos encontramos con un despliegue de piezas de plástico muy molón. Tenemos un montón de elementos que, si bien podrían haber sido fichas o tokens de cartón, la gente de GW tuvo a bien hacerlos de plástico, como debe ser. Entre estas piezas tenemos los indicadores de ejércitos, las villas, ciudades y fortalezas, los barcos y los furibundos dragones y un buen montón de estandartes para pinchar en las diferentes piezas para indicar el reino al que pertenecen. Todo ello tiene ese aspecto tan típico de aquellos años, sencillo pero muy resultón.
En cuanto a las losetas que forman el mapa, se trata de piezas de cartón no demasiado grueso con un diseño muy justito. Sin despreciarlo, diré que esta es la parte más mejorable de todos los componentes, ya que la ilustración de las piezas de mapa es bastante pobre. Aun así, sirve perfectamente a su propósito y, al menos a mí, no me genera ningún problema a la hora de montar o usar el mapa.
Aparte de esto, tenemos una buena cantidad de marcadores para indicar la posesión de los diferentes territorios, una hoja de pegatinas para poner en los estandartes de los diferentes reinos de los jugadores, así como para los reinos neutrales, tenemos también marcadores de suministros y fichas de diplomacia.
Jugonas y jugones. Mongolo inclusivo detectado.
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