Saludos, comandantes!
Aquí estamos, una vez más, retomando la vieja costumbre de postear. No puedo prometer que vaya a recuperar la constancia y la periodicidad con las publicaciones, pero bueno, según me vaya dado el punto iré soltando alguna reseña, alguna curiosidad o lo que sea que lúdicamente pueda resultar interesante.
Hoy le toca el turno a un clásico: Los Colonos de Catán. Es curioso, ya que nunca le había dado una oportunidad a este juego hasta el año pasado y, la verdad sea dicha, me parece imprescindible en cualquier ludoteca. Con esto no quiero decir que sea el juegazo que muchos dicen que es, pero tampoco voy a decir lo contrario. Sencillamente creo que es un juego que cualquier coleccionista o aficionado a estas cosas debería tener y al que hay que jugar al menos una vez en la vida para poder opinar. Eso sí, si te enganchas, estás perdido...
¿De qué va Catán?
Los Colonos de Catán (o Catán asecas) es un juego altamente competitivo en el que entre tres y seis jugadores tratan de colonizar una isla aprovechando sus recursos para conseguir antes que nadie una serie de puntos de victoria para proclamarse vencedores.El tablero está formado por una serie de hexágonos de terreno, cada uno de los cuales representa un territorio que aporta un determinado recurso. Los recursos disponible son: Trigo, Madera, Roca, Ovejas y Ladrillos. Con estos recursos iremos adquiriendo nuevos pueblos, ciudades y caminos que añadiremos a los dos pueblos con los que comenzamos el juego. Además, podremos adquirir también cartas de desarrollo (o, como las llamamos en nuestro grupo de juego, "Cartas Mágicas", jejejeje). Estas cartas nos ayudarán a prosperar y ganar más puntos de victoria.
¿Cómo funciona?
En Catán lo primero que se hace es colocar el tablero. Hay diferentes estilos de juego, hay quien prefiere jugar siempre con la misma disposición inicial para evitar desequilibrios y luego está quien prefiere colocarlo todo al azar. En nuestro caso, solemos colocar los territorios al azar y luego, sobre cada uno de ellos, colocamos en orden alfabético las fichas de los números del 2 al 12 tal y como indican las reglas. Digo esto porque hay quien va en plan destroyer y decide colocar también los números al azar.Al final lo que nos queda es un tablero lleno de héxagonos de territorios, cada uno de los cuales tendrá asignada una ficha con un número.
Tras esto viene la fase de fundación, la cual consiste en colocar los dos poblados iniciales, cada uno con un camino adyacente. Existen ciertas normas de colocación, nada complicadas, pero muy a tener en cuenta.
Una vez hecho esto se cogen los recursos iniciales correspondientes a los territorios que linden con el segundo poblado que colocamos, y luego el jugador inicial (el último en colocar el segundo poblado) comienza la partida lanzando los dados.
En su turno, el jugador lanza dos dados de seis caras y la suma de ambos indica los territorios o territorio que aportarán recursos este turno. Esto quiere decir que todos los jugadores podrán pillar recursos en cada turno, no sólo en el suyo. El único número no representado en el tablero es el 7. Si este número sale en los dados el jugador cuyo turno está en curso deberá coger la figura del ladrón y moverlo a otro territorio diferente. A continuación robará una carta al azar de la mano de un jugador que posea un pueblo o ciudad que linde con ese territorio. Además, el territorio donde se encuentre el ladrón no proporcionará recursos cuando salga su número.
Después de tirar los dados y cobrar recursos se puede comerciar con otros jugadores intercambiando recursos y también se pueden construir nuevos caminos, pueblos y ciudades, así como adquirir cartas de desarrollo.
El juegos transcurre turno tras turno, comerciando y construyendo, hasta que alguno de los jugadores reúna puntos de victoria, momento en el cual la partida se termina. Los puntos de victoria los otorgan los pueblos, las ciudades, algunas cartas de desarrollo y determinadas condiciones como tener una extensa red de carreteras o el mayor ejército.
Vale, ¿y de dónde le viene toda la fama al juego?
Bien, por partes. Catán es uno de los juegos más vendidos del mundo. Editado en un montón de idiomas, con unas cuantas expansiones, con millones de ventas y con una popularidad que va de punta a punta del mundo. Y esto tiene una razón de ser.En primer lugar es un juego muy sencillo de aprender y explicar, ideal para jugar con la familia. Además, es muy competitivo. Por el motivo que sea a los seres humanos nos encanta medirnos con los demás, de modo que el Catán resulta muy interesante en ese sentido.
En segundo lugar, es un juego que por los materiales que trae y el disfrute que proporciona no resulta caro. Si a esto le sumamos la posibilidad de poder ampliar la experiencia de juego con las expansiones que existen al final tenemos un juego que, con un gasto a tener en cuenta,pero sin ser desorbitado, nos da horas y horas de juego en familia.
En tercer y último lugar está el factor social. Catán es un juego tremendamente social. Con esto quiero decir que el punto fuerte reside en la interacción de los jugadores. Aquí o negocias o vas de lobo solitario, pero te garantizo que lo segundo no te va a reportar ni una buena experiencia de juego ni demasiadas victorias.
En este último punto es donde merece la pena hacer hincapié, pues, además de otros factores como el enorme azar del juego, uno de las zonas más oscuras del juego está precisamente aquí, en la parte de interacción. Después de casi un año jugando sin parar a este juego (sí, no estoy exagerando, todas las semanas caían varias partidas) no es de extrañar que surjan piques. En Catán es muy sencillo dejar fuera de la partida a algún jugador. Simplemente se decide no comerciar con él, soltarle el ladrón siempre que se pueda y poco más. Hay que saber capear con este tipo de cosas o de lo contrario habrá ríos y ríos de lágrimas.
Conclusiones
Para terminar, diré que Catán, sin ser uno de mis juegos de cabecera, sí que se ha convertido en uno de los que ocupan mi mesa con gran frecuencia. Después de haber sido cosido a puñaladas en muchas partidas y de haber disfrutado y sufrido a partes más o menos iguales, me he decidido por probar las expansiones, que, desde mi punto de vista, pueden engrandecer un juego que de por sí es entretenido, adictivo y competitivo. A medida que esas expansiones sean jugadas ya las iré destripando.Como apunte final, ya que mucha gente siempre me pregunta por este juego, diré lo siguiente: Si en algún momento te causa curiosidad y piensas en hacerte con él, no le des más vuelta y cómpralo. Te gustará más o menos, pero la experiencia merece la pena y, en el peor de los casos te abrirá un horizonte en este universo de los juegos de mesa.
Completamente de acuerdo contigo.... pero, cosido a puñaladas??? Jajajaja, al revés te lo digo para que me entiendas 😉
ResponderEliminarJajajajaja, totalmente cosido, de lado a lado. Pero es tan divertido... Supongo que los que seguimos jugando somos tipos duros, jajajajaja!!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario!