Saludos, comandantes!
¿Alguno se acuerda del juego de rol El Castillo Falkenstein? Seguro que todos lo conocéis, que jugasteis hasta la saciedad y hasta hace poco tuvisteis el reglamento, el cual perdisteis en una mudanza, se lo comió el perro o vaya usted a saber. Bueno, pues recordemos a este veterano que hoy podría estar de moda sin ningún problema.
El Castillo Falkenstein es un juego de rol fuera de toda norma habitual. Para empezar, el juego aúna los conceptos de la fantasía medieval fantástica más puros y el estilo y la moda de la era Victoriana, consiguiendo una alquimia que, a mi parecer, lo convierten en algo único. La estética de esa vieja Europa con elfos y dragones en la era del vapor con enormes zepelines surcando los cielos es excepcional.
En el juego hay intrigas de todo tipo, combates trepidantes y un montón de elementos que nos harán revivir un período histórico muy abonado para desarrollar prácticamente cualquier historia fantástica.
Lo más curioso es que todo esto sucedía allá por los años 90, cuando aún no había estallado el boom de la moda steam punk por estos lares. Además, el juego incorporaba un sistema que a muchos le parecerá muy curioso hoy por hoy pero que en aquel entonces se usaba de vez en cuando en varios juegos. Se trata de un sistema que destierra las tiradas de dados y en su lugar emplea una baraja de naipes para llevar a cabo los chequeos para resolver tareas y conflictos.
El trasfondo del juego es esencialmente un panorama mundial en el que los anitiguos imperios y hegemonías europeas, así como las nuevas potencias emergentes se entremezclan con seres feéricos de todo tipo en una enorme trama de intrigas palaciegas y aventuras en rincones exóticos. Sin lugar a dudas es una versión alternativa de nuestro mundo en la que todo es posible. Muy recomendable sobre todo para aquellos que adoran el género más narrativo.
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