Saludos, comandantes!
¿Quién de entre todos vosotros no sabe quién o qué es Cthulhu? Este monstruoso personaje alado de cabeza tentacular nace de la mentalidad de Howard Philips Lovecraft a inicios del siglo XX, convirtiéndose en el epicentro de una mitología de la cual no es más que un miembro más de un enorme reparto. De hecho, de todos lo dioses primigenios y razas estelares que aparecen en los extraños y excéntricos escritos del autor Cthulhu no es ni el más poderoso ni el más relevante. No obstante, el chico se ve que gustó y cayó bien y se convirtió en un icono, algo así como el buque insignia de la amalgama mitológica que Lovecraft creó junto con otros tantos autores de la época.
Bueno, no me enrollaré contando la vida y hechos del autor de Providence, sino que me centraré en la franquicia comercial en la que se ha convertido todo lo relacionado con Cthulhu. Y es que a día de hoy es bastante complicado no dar con algo relacionado con Cthulhu dentro del universo friki (y en el no tan friki también). Es algo así como los famosos "seis grados de separación" pero aplicado a los artículos de coleccionismo, juegos, accesorios y merchandising. De manera que vamos al tema.
En materia lúdica nos encontramos con que Cthulhu toca todos los palos. Desde juegos de mesa como Arkham Horror, Las Mansiones de la Locura o Eldritch Horror hasta juegos bastante más casuales como Dados Cthulhu. Cierto es que en algunos casos unos juegos parecen la repetición de la jugada con respecto a otros, con ligeros cambios y elementos pero un sistema bastante parecido y una mecánica similar. Aun así todos ellos respetan el aspecto más siniestro y decadente de los Mitos (como se conoce el universo de Cthulhu) y hacen las delicias de los más jugones.
En lo que a juegos de cartas se refiere tenemos un LCG (living card game) que lleva ya unos cuantos años publicándose y del que se han editado un buen número de expansiones. La temática, como en todos los juegos de Cthulhu, consiste en frustrar los malvados planes de los dioses oscuros y primigenios para conquistar (bueno, reconquistar, más bien) la Tierra y esclavizar o aniquilar a los incómodos humanos. Los desamparados investigadores deberán hacer uso de todo su conocimiento y sus artes para sobrevivir y conseguir reliquias y objetos que faciliten su labor a la hora de expulsar y derrotar a los cultistas y acólitos de Cthulhu y sus colegas. Esto será el "leitmotiv" en todos los juegos lovecraftianos, con alguna rara excepción.
También hay una edición Cthulhu del famoso Munchkin, un juego de cartas bastante socarrón en el que los jugadores se las lanzan con cariño mientras tratan de prevalecer y no perder la poca cordura de que disponen. El juego cobra su gracia cuando se está familiarizado con el mundo lovecraftiano, así que para los más profanos puede pasar simplemente como un juego más de fastidiar al contrario.
En juegos de mesa el abanico también es amplio. Tanto Arkham Horror como Elditch Horror o Elder Sign son bastante similares, salvando aspecto y formato. Los jugadores toman el papel de investigadores que se van moviendo por diferentes localizaciones llevando a cabo misiones. De nuevo se repite el leitmotiv del que hablábamos antes. En Las Mansiones de la Locura el tema cambia, ya que ahora todo transcurre en una casa donde se introducen elementos diferentes (rompecabezas, combates más directos con bichos, etc.) y el sistema aporta algún elemento un poco más rolero y una mecánica más del estilo de exploración (moverse por habitaciones descubriendo trampas, enemigos y demás sorpresas desagradables.
En el panorama rolero destaco la última edición del famosísimo juego de rol, editado esta vez en España por Edge, La Llamada de Cthulhu. La edición es impecable y el juego es una maravilla. Sencillo de jugar y tremendamente adaptable a cualquier época. En el libro básico vienen varias aventuras que harán de introducción perfecta para los más noveles. Además hay un sin fin de material adicional por ahí disperso por la red y también material oficial que no dejará que ningún fan se aburra.
Existen numerosos productos derivados de la idea original del juego de rol, como una versión futurista de La Llamada de Cthulhu, u otro en el que los personajes son cultistas, invirtiéndose así los papeles. Eso sólo es la punta del iceberg, ya que si uno rasca verá que encuentra material a raudales.
En definitiva, el universo de los Mitos de Cthulhu es una fuente virtualmente inagotable de material lúdico, sin olvidar el merchandising generado en forma de prendas de verstir, accesorios de vestuario, peluches, poster, tazas, etc.; así como novelas, películas, cómics, apps para dispositivos móviles y videojuegos. De ahí que Cthulhu sea considerado por un servidor como el perejil del frikismo, ya que está en todas las salsas y en todos los platos.
Ia, Ia, Cthulhu f´tagn!
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