
Parece que hoy la cosa va de dungeons. Aunque el juego que traigo en esta ocasión se merece mucha más dedicación y espacio del que voy a darle yo ahora (ya habrá ocasión) no quería postergarlo más. Amigos roleros, aquí está el maravilloso, el inigualable, el original DUNGEON CRAWL CLASSIC!! Y no estoy diciendo ninguna mentira, ya que pese a tratarse de uno de esos famosos retroclones que tan de moda están del mítico D&D de antaño, este pedazo de juego posee cierta identidad propia que le distingue de los demás.
Para empezar, DCC tiene una edición cuidada y sencilla, con las ilustraciones en el blanco y negro tan típico de finales de los 70 y principios de los 80. La maquetación es igualmente sencilla, sin mayores florituras ni barroquismos en sus tablas y sus esquemas. Eso sí, la carga cómica de muchas de sus viñetas y de sus textos hacen que uno se arranque a reír.
¿Pero qué es DCC? Como decía antes, se trata de un retroclón del D&D, es decir, un juego que emplea la misma mecánica y sistema que el decano de los juegos de rol en su primera edición. Además, DCC incorpora una buena cantidad de aportaciones propias, como más tipos de dados, un sistema de magia divertido y diferente en muchos aspectos al clásico, un modo de creación de héroes cuanto menos curioso y un montón de elementos más que le distinguen.

Todo esto, desde luego, puede resultarle bizarro a cualquiera y tal vez los jugadores más serios y profesionales lo vean como un disparate y una pérdida de tiempo. Lo bueno de DCC es que cada uno puede decidir la tónica de su campaña, desde la más kafkiana hasta la más seria y épica gesta jamás narrada. Pero de entrada el humor está servido a espuertas en DCC.

Bueno, no daré más detalles, ya que me gustaría que cada lector sintiera la curiosidad y se hiciera con este magnífico reglamento (algo complicadillo de conseguir, eso sí, aunque nada imposible), y se sorprendiera con su contenido como lo hice yo en su momento.
Comentarios
Publicar un comentario