Saludos, comandantes!
En este mundillo de juegos de mesa, wargames y juegos de rol se mueven muchos tipos de personas, pero al final podemos definir a los aficionados en dos grupos: jugadores y competidores. Todos los que compartimos este hobby nos hemos visto en alguna ocasión en un grupo o en otro. Cierto es que todo juego como tal es competitivo, incluso los juegos que se consideran cooperativos tienen en el fondo un poso de competición que hace que nos esforcemos por ser el jugador que más contribuye a la victoria del grupo, el que más daño hace a los rivales o el que mejores tiradas hace. Todo esto es lógico y perfectamente razonable, si no nos limitaríamos a hacer crucigramas o a jugar juegos en solitario.
El 'problema' surge cuando competir se convierte en el principal y único motivo de nuestro afán. Digo que esto es un problema más que nada porque en muchas ocasiones esto hará que algunos jugadores no disfruten con una partida de lo más casual. De hecho, muchos juegos adaptan en ocasiones su reglas para acomodarlas a competiciones y torneos, deformando el trasfondo del juego y arruinándolo en gran medida. Esto es tristemente más evidente en juegos de índole histórica, donde la verdadera gracia del asunto es recrear campañas históricas y no afilar y explotar el reglamento para sacar el máximo partido a nuestro favor de una regla u otra. El juego que yo a veces tiendo a llamar 'recreativo' está en contraposición al 'competitivo' y, a mi forma de ver, es mucho más divertido y apasionante que cualquier competición.
El hecho de que hoy por hoy nos encontremos modos de competición de muchos juegos, torneos y campeonatos por doquier o sistemas de juego organizado con puntuaciones a nivel local o nacional, no es más que un reflejo de dos principios: mantener al público interesado en el juego y, por lo tanto aumentar o asegurar ventas y continuidad del producto, y, por otro lado, satisfacer el espíritu competitivo tan presente hoy por hoy en muchos jugadores (lo cual beneficia directamente el primer principio). Todo esto lo podemos ver en cualquier estilo de juego, desde los videojuegos hasta los juegos de mesa que puedan parecernos más familiares.
Personalmente siempre he aborrecido el juego de competición (no así el juego competitivo, ojo, que no es lo mismo). Siempre he preferido recrear batallas y dotarlas de cierto contexto y trasfondo, incluso aunque ello pueda ir en detrimento de mis ejércitos en el caso de los wargames. El caso es disfrutar con el desarrollo de una buena partida en la que uno se sienta realmente parte de ella. Con esto no quiero decir que en el juego de competición esto no suceda. Estoy seguro de que en un torneo la gente disfruta y se lo pasa estupendamente, pero también estoy seguro de que con tanto estrés, tanta concentración en el objetivo esencial que es el trofeo, muchas cosas muy importantes de muchos juegos se quedan por el camino. Además, hay pocas cosas más horrendas para un amante de los juegos históricos, por ejemplo, que ver dos ejércitos con una configuración completamente increíble fuera de toda norma enfrentándose entre sí. Aunque, insisto, esto tampoco tiene por qué ser la norma. Hay torneos muy exigentes a este respecto.
De todos los juegos de competición habrá unos que jamás entenderé y que, desde luego, me parecen más fuera de lugar: los juegos de rol de competición. Creo que eso va en contra del espíritu y la esencia de los juegos de rol y no lo recomiendo a nadie que pretenda disfrutar de una sesión rolera.
Si por el motivo que fuera albergas dudas del tipo de jugador que eres tal vez esto te ayude:
Eres un jugador competitivo si...
- Lo más importante es ganar y obtener fama entre la comunidad.
- Disfrutas sobre todo sacando el mayor partido a las reglas para vuestro propio beneficio.
- Le das la importancia justa al trasfondo del juego, sus personajes y sus componentes.
- Inviertes la mayor parte del tiempo en jugar más que en preparar la partida.
- Prefieres los juegos de abrir y jugar.
Eres un jugador recreativo si...
- Antepones el disfrute y la diversión al éxito personal.
- El trasfondo y la historia priman ante todo.
- Empleas gran cantidad de tiempo con los preparativos de la partida.
- Te gustan los juegos en los que debas invertir tiempo y esfuerzo en su preparación y desarrollo.
En todo grupo hay ambos tipos de jugadores, eso es innegable. Lo único importante a la hora de jugar y de organizar algún tipo de evento es saber si el tipo que tienes a tu lado y con el que vas a compartir mesa de juegos y unas cuantas horas comparte a su vez tu mismo estilo de juego o, si por el contrario sus expectativas respecto a la sesión de juego son distintas. Por eso lo mejor es hacerse la pregunta:
¿Juegas o compites?
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